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Luis García

Sobre ideas que flotan en el aire y cómo aterrizarlas

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Luis García. Director Editorial de Instaladores 2.0

El Quinto Encuentro del Sector del Material Eléctrico organizado por Adime, volvió a poner de manifiesto hace unas semanas en Madrid la necesidad de generar una mayor colaboración entre los diferentes estamentos del sector y una comunicación también más fluída y efectiva. Es una demanda que sale a la luz en multitud de reuniones y foros sectoriales y que se presenta como una forma de hacer frente a las amenazas exteriores y a los cambios y transformaciones que afrontamos. También al contexto de incertidumbre permanente.

Los gurús anglosajones que muchas veces tratan de reducirlo todo a un acrónimo sintetizaban en 4 adjetivos el mundo previo a la pandemia: volátil, incierto, complejo y ambiguo. Y dos años después han dado otra vuelta de tuerca al análisis, ahora lo ven como frágil, quebradizo, no lineal y generador de ansiedad. Es en ese contexto en el que se inscribe esa necesidad de estrechar lazos y compartir información, como si hubiéramos perdido cualquier referencia a la que asirnos para ganar un poco de estabilidad y sea mejor buscarlas entre todos.

Sin duda, merece la pena hacer el esfuerzo. Lo que ocurre es que los foros sirven las más de las veces para esparcir ideas al viento y dejar que éste se las lleve más deprisa o más despacio. Porque es difícil que de ahí salgan iniciativas reales, con una estrategia trazada y lo que moderna y equivocadamente -por culpa de los anglosajones de nuevo- se llamaría una hoja de ruta.

No se trata de que de los foros tengan que salir necesariamente proyectos, pero demasiado a menudo esas ideas se quedan flotando en el aire o en una especie de limbo y no pasan de ahí. Ocurre que es más difícil hacer realidad la idea que imaginarla y que lo normal es que nadie se sienta señalado para la tarea. Pero también es cierto que las amenazas y los cambios siguen ahí y la incertidumbre se ha instalado en el salón de estar de la sociedad. Existe una impresión más o menos inconcreta sobre cierta modernización pendiente, la propia Adime retrata así a su colectivo, pero fabricantes e instaladores no estarían tampoco muy lejos de ese retrato. Y si bien el sector eléctrico en general es el lugar idóneo para estar por la multitud de alternativas y de expectativas que generan los mercados en auge y otras posibilidades que trae el futuro, también es cierto que será aquél en el que hará más falta estar adecuada y exigentemente preparado para hacerles frente a todas ellas. Ese futuro es hoy.