Las primeras cifras de matriculaciones que se obtienen después de la invasión rusa de Ucrania marcan una tendencia a favor de la movilidad eléctrica. Mientras los datos de ventas globales se desploman frente al mismo periodo del pasado año, los vehículos electrificados, que incluye a los eléctricos puros y a los híbridos enchufables sigue incrementándose más de un 20 %. El encarecimiento de los combustibles ha provocado un efecto imán sobre las búsquedas de internautas en relación con los eléctricos y cerca de la mitad de los que se interesan en ellas argumentan que el precio de la gasolina y el diésel sería la razón prioritaria para decantarse por ellos.

 

En todo caso, el momento actual revela que la principal preferencia de quienes se plantean adquirir un vehículo se orienta al modelo híbrido antes que al eléctrico puro, por mucho que en este último caso los porcentajes sigan incrementándose y ya alcancen el 15 % del total de potenciales compradores. Precio del vehículo, autonomía, infraestructura de recarga y tiempo para efectuarla siguen siendo, por este orden, los cuatro factores que se perciben como trabas por los consumidores. Un estudio de Anfac, Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones, concluye que la cuota de mercado actual del 8 % podría doblarse de aquí a final de año. De hecho, las ventas de eléctricos se han incrementado un 126 % en febrero respecto al mismo mes de 2021.

Lo que está cambiando es que, por ejemplo, el factor precio es cada vez menos importante frente a ventajas como el coste mucho menor de la recarga del vehículo. Los últimos análisis concluyen que un turismo eléctrico medio alcanza el umbral de rentabilidad respecto del vehículo de gasolina, tan sólo cuatro años después de su compra y, a partir de ahí, todo lo que irá logrando serán beneficios con respecto al segundo. Mucho influye el incremento de los costes energéticos y la escalada de la inflación que vivimos desde el pasado año, acelerada por la invasión de Ucrania. Lo curioso es que cuando la electricidad está más cara, es justo cuando el vehículo eléctrico resulta más apetecible porque, aunque el precio de la recarga eléctrica también ha aumentado, lo ha hecho en mucha menor medida que el de los combustibles.

 

La brecha se reduce

La brecha se reduce, el consumo medio de un vehículo eléctrico con una recarga convencional alcanza los 6,13 euros cada 100 kilómetros, y casi tres veces menos si la recarga se realiza con infraestructura propia y en horario de tarifas eléctricas baratas. Previamente se debe haber instalado un punto de recarga cuyo coste se sitúa en torno a los 1.000 euros, aunque puede resultar subvencionable. El coste de efectuar esos mismos 100 kilómetros con un vehículo que funciona con gasóleo se sitúa en 6,65 euros y sube hasta los 9,18 euros, en el caso de la gasolina, cuatro veces menos que la recarga eléctrica en casa. En el precio del vehículo y según otro estudio del BBVA, de los casi 20.000 euros de media que supone un vehículo de combustión medio, más el coste de mantenimiento anual, el eléctrico eleva la cifra de compra en torno a un 40 % pero reduce el mantenimiento en un 60 %. Luego, la amortización depende mucho del mayor o menor uso del vehículo y algún otro factor.

Quizá la mayor asignatura pendiente es la infraestructura, en la que nuestro país va con retraso. La cifra de 13.400 puntos de recarga públicos, se debería llevar hasta 100.000 el año próximo, según las previsiones del Gobierno, pero mientras tanto una parte de los consumidores aguarda a que ocurra, a la espera de que el vehículo eléctrico tenga verdaderamente los cauces para su completo desarrollo.