Los puntos de recarga de gestión privada suponen un pilar fundamental en la revolución de la movilidad eléctrica, aunque el debate político y público suele enfocarse en la ampliación de la infraestructura pública de recarga. En Europa, la mayoría de las recargas de vehículos eléctricos se realizan en espacios privados: la recarga residencial representa el 79 %, seguida de la recarga en el lugar de trabajo con un 15 %. Las cifras también muestran que en 2023 había 5,7 millones de puntos de recarga instalados en edificios residenciales. Se estima que esta cifra aumentará hasta los 27,5 millones en 2030.
En España, un estudio de Roland Berger estima que el 90 % de los dueños de vehículos eléctricos los cargan en casa o en el trabajo, lo que explica que el ratio de vehículo y punto de carga sea de un 0,9 para la carga privada en España, situándose entre los tres primeros del mundo. Precisamente en relación con esa recarga privada, la revolución se produce en lugares como estaciones de autobuses, centros logísticos, edificios comerciales y residenciales, así como en propiedades privadas individuales o colectivas.
Cada vez son más los conductores que optan por instalar puntos de recarga domésticos. Esta tendencia es especialmente pronunciada en zonas residenciales urbanas y suburbanas, donde los propietarios e inquilinos pueden instalar puntos de recarga en su propiedad. Además, muchas empresas ofrecen instalaciones de recarga a sus clientes.
De este modo, la recarga residencial no solo contribuye a aumentar la comodidad de los conductores, sino que también puede desempeñar un papel crucial en la reducción de la demanda de infraestructuras públicas de recarga, especialmente durante los periodos de máxima demanda. Algunas de las claves tienen que ver con los retos potenciales asociados a la instalación de puntos de recarga domésticos, y cómo contribuyen a la transición de la movilidad eléctrica a gran escala. Por último, también cómo podrá integrarse en las políticas de vivienda y urbanismo para promover la movilidad eléctrica.
En el contexto actual, la infraestructura pública de recarga representa sólo un aspecto del panorama general. Un análisis equilibrado también debe tener en cuenta la revolución silenciosa de la recarga privada o semipública. Si entendemos mejor la dinámica que se establece entre ambas, será más sencillo crear políticas y estrategias que cubran las necesidades de los conductores de vehículos eléctricos en toda Europa.













































