Una pérdida devastadora. En recuerdo a Jesús Mari Gómez

Por inesperado, por injusto y por doloroso, el fallecimiento de Jesús Mari Gómez el pasado sábado resulta una pérdida devastadora para Instaladores 2.0 y nos deja hoy mucho más huérfanos a quienes formamos parte de esta aventura. Nuestra todavía corta trayectoria de poco más de ocho años no puede entenderse igual sin su figura y su ausencia supone una pérdida que lamentaremos mucho en lo profesional, pero mucho más todavía en lo personal.

En lo profesional porque en ese tiempo hemos colaborado y compartido multitud de iniciativas, siempre culminadas brillantemente gracias a él y, especialmente, con la satisfacción plena de poder sentir que, además del trabajo bien realizado, lo que uno más celebra es el trabajo agradablemente realizado y compartido. Con Jesús Mari las cosas acababan siempre así porque tenía la habilidad y la elegancia para hacerte sentir que, además de haber trabajado bien, lo mejor de todo es que no podías haber trabajado más a gusto.

Trasladaba a su trabajo los rasgos de su personalidad cercana y cálida y hacía más sencillo que cualquier proyecto en común caminara con una mezcla de ligereza y suavidad. Ya fuera facilitándote a ti la labor desde su despacho en la asociación y dándote acceso a las posibilidades y comodidades de Instagi, o ya fuera adaptándose a los requisitos que tú le marcases, siempre con total disponibilidad.

Pero es en lo personal donde la pérdida de Jesús Mari más se echa de menos. Porque todo ese trato cercano y afable no podía acabar en otra cosa que en un afecto personal y sincero que nos ha permitido compartir muchos momentos de amistad auténtica en los últimos años especialmente, aunque muchos le conociéramos desde muchos años más atrás. La emoción nubla el papel y la pantalla, pero no el recuerdo, y en particular nos acordamos ahora cómo cuando aún Instaladores 2.0 no era más que un proyecto incipiente, nos acogió una mañana en la que nos presentamos improvisadamente en la sede de Instagi, en San Sebastián. Aquel día de comienzos de 2015, en el que acabó invitándonos a comer, se ha convertido con el tiempo en uno de los recuerdos más gratos de estos ocho años de recorrido y nos ha servido de impulso y de faro al que mirar de vez en cuando.

Jesús Mari Gómez ha sido un referente para el colectivo asociativo del ámbito de la instalación, en el que ha liderado proyectos e ideas innovadoras y ha dignificado su profesión con su labor y su personalidad. Y todo va a ser desde ahora un poco más difícil sin él. Nos ha dejado con discreción y sin hacer ruido, pero eso no impide que su ausencia suponga una enorme sacudida emocional para todos los que tuvimos relación personal con él y que ahora sólo tengamos en el pensamiento compartir y acompañar ese dolor, y sobre todo el de su mujer, Mañen, y sus hijas, Adriana y Marta. Descansa en paz, querido amigo Jesús Mari.