Siemens ha presentado recientemente en la Cumbre Mundial de Ciudades en Singapur, el estudio “Cities in the Driving Seat”, en el que sostiene que la llegada de los vehículos conectados y autónomos (CAV) tiene el potencial de causar cambios importantes y disruptivos en las ciudades de todo el mundo. Es por eso que les recomienda que aborden y planifiquen con antelación -y en un contexto más amplio-, el reto de la trasformación de la movilidad. El análisis investiga las relaciones entre el desarrollo urbano, las políticas de transporte público, el suministro de energía, la contaminación y la creciente participación de los vehículos autónomos y conectados en el tráfico de las ciudades. Según el Centro Global de Competencias de la compañía, autor del estudio, “la falta de planificación a medio plazo y las inversiones tardías en infraestructura podrían crear efectos sociales, económicos y medioambientales negativos”.
El informe sostiene también que “las ciudades deben asegurarse de que trabajan para poner a las personas en primer lugar, y no a los automóviles, o corremos el riesgo de repetir los errores del pasado. El futuro de nuestras ciudades podría ser muy diferente con la integración de vehículos autónomos y conectados, ya que podrían ayudar a crear las futuras tendencias respecto al cambio climático, la calidad del aire o la salud pública”. También incluye las opiniones de expertos del sector sobre temas como clima, salud, accesibilidad, diseño y arquitectura y describe los beneficios y los riesgos potenciales de los vehículos autónomos y analiza distintos escenarios en su adopción. Entre sus beneficios incluye: los viajes de “primera y última milla” que fortalecerán el transporte público; la reducción del ruido, la contaminación del aire y las emisiones de gases de efecto invernadero; la disminución del número de muertes y lesiones en la carretera al evitar el factor humano; el acceso ampliado a la movilidad de jóvenes, ancianos, discapacitados y marginados sociales; la reutilización de espacios de estacionamiento y carreteras como espacios verdes, viviendas, escuelas, ciclovías protegidas, etc.; o la mayor eficiencia y seguridad a través de la conexión y comunicación de vehículos con las infraestructuras de la ciudad.
Finalmente, entre las negativas cita: la continuación de los efectos del cambio climático si no están regulados como vehículos de bajo o cero carbono; la no disminución del número de vehículos en propiedad, si no se adopta el sistema de transporte compartido; el estacionamiento o congestión innecesaria provocado por los CAV no utilizados; o el aumento del recorrido por vehículo, si se emplean para trayectos que habitualmente se realizaban a pie, en bicicleta o en transporte público.
El Informe recomienda aprovechar el avance de cuatro transformaciones cruciales para el futuro de las ciudades: automatización, electrificación, conectividad digital y movilidad compartida. Pero estos cambios deberían realizarse de forma simultánea y para estudiar su impacto, el estudio lo aplica en tres escenarios posibles:
- El escenario de ciudad fuerte es el que asume que la movilidad compartida se convierte en la norma general: la propiedad privada de automóviles disminuye, el espacio de estacionamiento se desbloquea y se reconvierte en escuelas, hospitales y nuevas unidades de vivienda. En este escenario, la mayoría de los vehículos serían eléctricos y funcionarían con redes de energía limpia.
- El escenario business-as-usual proporciona una perspectiva de movilidad futura que no está guiada por una visión coherente o por políticas efectivas: el uso privado del vehículo sigue siendo la norma, apenas se desbloquea terreno urbano y sólo una minoría de CAV serían eléctricos.
- En el escenario CAV-como-un-lujo, el CAV sigue siendo una rareza exclusiva: la propiedad privada de automóviles es la norma y los vehículos compartidos y los viajes compartidos siguen siendo un concepto diferente. Disminuye el uso del transporte público y los vehículos promoverían viajes individuales y utilizarían motores de combustión interna, causando más emisiones de CO2 que nunca.












































