Economía
Un informe de Deloitte apuesta por mantener las energías convencionales para asegurar la transición energética

Según el informe Una transición inteligente hacia un modelo energético sostenible para España en 2050, llevado a cabo recientemente por Deloitte, el recibo de la luz bajaría entre el 30% y el 35% en 2030, y hasta un 55% en 2050 si se cumplen los objetivos de reducción de emisiones de CO2 establecidos por la Unión Europea. El cumplimiento de esos objetivos “no solo supondrán una mejora de la calidad de vida de los españoles, sino que además se traducirá en una serie de beneficios económicos para los hogares y para la economía del país en general”, añade el informe, que se pregunta “¿Cómo va a evolucionar nuestro modelo energético en el medio y largo plazo (2030 y 2050)?
Atendiendo al grado de electrificación de la demanda y al grado de eficiencia energética de equipos el informe plantea 4 posibles escenarios:
- Uno primero continuista. Las políticas energéticas, medioambientales y fiscales no han cambiado significativamente. El vector energético más utilizado en 2030 sigue siendo los productos petrolíferos, el uso de electricidad no ha aumentado prácticamente su peso en el modelo energético, y el consumo de gas aumenta ligeramente.
- El segundo lo define como “Electrificar la economía”. Se ha producido un esfuerzo muy relevante en impulsar la penetración de vehículos eléctricos, el cambio modal del transporte de mercancías hacia el ferrocarril eléctrico y en la electrificación de los consumos en edificación. El gas natural crece fundamentalmente en el transporte pesado y la industria.
- Al tercer escenario el informe lo llama “Reducción convencional” y se define porque el esfuerzo se ha enfocado en el desarrollo de la eficiencia energética. En el sector transporte mediante la reducción de las emisiones (y el consumo) de los nuevos vehículos de combustión interna. En el sector edificación se ha apostado masivamente por las rehabilitaciones de edificios. El gas natural es el vector energético con mayor desarrollo, fundamentalmente por el incremento de su uso en el transporte pesado, la industria y la edificación.
- Por último, el mejor escenario sería la “Alta eficiencia eléctrica”. En este modelo se han impulsado todas las palancas posibles para la descarbonización con la vista puesta en 2030 y 2050. Se ha producido una penetración relevante del vehículo eléctrico a 2030 y de la electrificación de la demanda en todos los sectores de la economía. El gas natural y la electricidad, son los vectores energéticos que más crecen en la transición. La eficiencia energética de equipos también se ha potenciado, se alcanza un relevante nivel de rehabilitaciones anuales de edificios, y una relevante ganancia de eficiencia en los vehículos convencionales.
Las principales conclusiones a raíz de ellos serían:
El escenario “Reducción convencional” permite cumplir a 2030, pero requiere esfuerzos de eficiencia energética muy relevantes.
El escenario “Electrificar la economía” es un paso en la dirección correcta (electrificar), pero insuficiente a largo plazo.
El escenario “Alta eficiencia eléctrica” es el único que permite cumplir todos los objetivos y prepara al modelo energético para objetivos más ambiciosos.
Según Deloitte, las políticas sobre el mix de generación deberán mantener la mayor cantidad de opciones abiertas para tomar las decisiones más eficientes, debido a las incertidumbres abiertas. El almacenamiento eléctrico no se prevé “que alcance la madurez suficiente para prestar servicios de respaldo al sistema eléctrico de manera masiva antes de 2030, por lo que las tecnologías convencionales seguirán siendo imprescindibles para proveer este servicio”.
El informe puntualiza que “tomar decisiones precipitadas sobre el mix de generación podría implicar unas mayores necesidades de inversión y afectar al coste eléctrico a los consumidores. En este sentido, mantener en el mix las plantas de generación convencional ya instaladas permitiría: garantizar la seguridad de suministro, evitar inversiones adicionales en respaldo y contribuir al cumplimiento de los objetivos medioambientales”.
En lo que se refiere a las inversiones necesarias para alcanzar los objetivos de descarbonización, Deloitte las cifra hasta el año 2050 en “310.000 millones de euros superiores a las planteadas en el escenario Continuista”. Pero añade que hay que considerar también “la reducción de las importaciones energéticas” que lo abarataría. Y concluye que “el consumidor se verá beneficiado de un suministro eléctrico más económico. Estas inversiones permitirán relevantes reducciones en la tarifa eléctrica para los consumidores finales, tanto en 2030 como en 2050, derivadas fundamentalmente de la dilución de los costes fijos del sistema eléctrico entre una demanda eléctrica muy superior a la actual. La tarifa eléctrica en 2030 en este escenario sería un 30-35% inferior a la tarifa media actual, mientras que a 2050 dicha reducción sería casi del 50-55%.
Por último el informe añade que “las administraciones públicas deberán ser las principales impulsoras de la descarbonización de la economía española” y cifra ese impulso en 4 aspectos:
- Establecer un marco claro y de largo plazo que se alargue en el tiempo y que recoja todas las reformas que hay que acometer para alcanzar la descarbonización de la economía española.
- Fomentar el cambio en los patrones de consumo de energía final de la población hacia el uso de vectores menos emisores y de mayor eficiencia energética.
- Adaptar el mix de generación eléctrica, de forma que se desarrollen los mecanismos necesarios para que se instale nueva capacidad renovable y se maximice el aprovechamiento del parque de generación de energía actual.
- Aprovechar la transición energética para aumentar la competitividad de nuestra economía, crear empleo y fomentar la actividad económica.7