Luis García
¿Hacia dónde nos lleva el proceso de transformación laboral?
Una de las tendencias que marcan la actualidad profesional y afectan globalmente a una amplia mayoría de los mercados y sectores tiene que ver con la transformación laboral continua que afecta a los entornos de trabajo y el proceso cambiante que experimentan las empresas en su búsqueda incesante del talento y las dificultades para retenerlo. Es una realidad que ese proceso resulta cada vez más complicado y más determinante para el futuro de las empresas. Y también lo es que son cada vez más numerosas las compañías que fijan su objetivo en las personas, en la actuación frente a ellas y en que sus políticas de comunicación y marketing transmitan una idea precisa sobre cómo ese objetivo influye en su estrategia y en su forma de llegar al mercado.
En el sector del material eléctrico cada vez más son las organizaciones que apuestan ese reconocimiento, a través de planes de igualdad, o a través de otras formas que les permitan identificar sus propios entornos laborales como espacios reconocidos en la gestión de las personas o en su propia idoneidad como lugares de trabajo y, al hacerlo, lo están incluyendo en esa estrategia como un objetivo para propiciar el crecimiento de la misma empresa y mejorar su cuenta de resultados. También empiezan a ser frecuentes las iniciativas que se fijan de este modo en las nuevas generaciones, vinculando el argumento de mantener un mayor compromiso con sus nuevas formas de entender los ámbitos profesionales, con la idea de que ese compromiso tiene que estar necesariamente ligado a la sostenibilidad y a una sociedad más justa en lo medioambiental, más inclusiva…
Por ejemplo, ya se ha introducido plenamente el concepto que orienta a humanizar los espacios laborales a partir de poner a las personas en el foco de cómo deben iluminarse esos mismos espacios, y lo más importante ese que ese argumento forma parte ya de una opción para generar negocio. Hacer de la sostenibilidad y de todas las políticas transformadoras socialmente que se puedan vincular a ella una fuente de ingresos es la clave para que esa tendencia esté cada vez más extendida. Queriendo o sin quererlo, en estos tres párrafos están mencionadas sin ser nombradas algunas de las principales multinacionales de la fabricación o la distribución o alguna de sus más representativas asociaciones y ellas lo sabrán si lo leen, pero un ejecutivo muy relevante de este mismo sector dijo hace un año en un foro influyente que el problema es que esas nuevas generaciones apuestan principalmente por grandes empresas o por startups. Y el problema es que nuestro tejido industrial está formado en más de un 99 % por pymes y pocas son startups, así que el secreto pasa por cómo hacer que ese proceso de transformación laboral y sus escenarios sostenibles pueda plasmarse en la realidad de los cientos de miles de empresas que no tienen los recursos de las grandes compañías para llevarlos a cabo.
