Economía
El sector del metal prevé un 2024 de dificultades, con escasez y nuevas fluctuaciones en los precios
La Confederación Española de Organizaciones Empresariales del Metal ofreció detalles la pasada semana sobre la evolución del sector y sus perspectivas económicas, con motivo de la asamblea de la Asociación Española del Aluminio y Tratamientos de Superficie. Uno de los más significativos es que el índice de producción industrial del metal cae un 0,6 % durante 2023, frente al crecimiento del 3,5 % del año anterior.
Las caídas de la producción se reparten de la siguiente manera: bienes de consumo -9,8 %, bienes de consumo no duradero -0,4 %, bienes intermedios -3,4 % y energía -4,6 %. El escenario de contracción está afectando negativamente a los precios industriales. Sólo en septiembre la caída fue del 8,6 %. José Miguel Guerrero, presidente de Confemetal, achacó las previsiones de desaceleración de la economía española a las subidas de los tipos de interés, la moderación del consumo público y privado y las incertidumbres, tanto bélicas como geopolíticas de la economía global, que, según prevé, “volverán a tener consecuencias en los precios de la energía, las materias primeras, el transporte y la logística”.
En en plano laboral, Guerrero cree que se va a limitar la unidad del mercado debido a las modificaciones legislativas y los incrementos del salario mínimo anunciadas. “Existe el riesgo de reducir la participación de los agentes sociales en el diálogo social y la negociación colectiva” aunque reconoce que en el sector que representa “el diálogo social funciona bien a pesar del escenario de menor crecimiento y de todas las incertidumbres”.
Por último apostó también por la formación de calidad como objetivo político y social e instrumento para el cambio tecnológico y la competitividad. Sólo en la industria del metal, se estima una necesidad de 60.000 trabajadores cualificados, tanto en profesiones tradicionales, como en nuevas actividades. Y urge a una actualización del modelo español de formación para el empleo: “es evidente que está alejado de las necesidades reales de las empresas y ha dejado de ser útil como instrumento de recuperación y transformación económica e impulsor de la productividad”, concluyó.
