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Energías renovables

Instalar placas solares sobre una cubierta verde puede incrementar hasta un 3,6 % su producción de energía

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Instalar placas solares sobre una cubierta verde puede incrementar hasta un 3,6 % su producción de energía

Las cubiertas biosolares contribuyen a reducir la dependencia energética, mejoran el confort térmico y acústico del inmueble y mitigan el efecto “isla de calor” en los entornos urbanos. Así lo recuerdan desde AIFIm, Asociación Ibérica de Fabricantes de Impermeabilización, que considera que para garantizar el correcto funcionamiento de una cubierta biosolar, es necesario contar con el sistema de impermeabilización adecuado para las placas solares.

 

Las cubiertas verdes o ajardinadas proliferan en los espacios urbanos. Tienen numerosas ventajas como mitigar el efecto “isla de calor, mejorar el aislamiento térmico y acústico de la envolvente o reducir la demanda de energía y de las emisiones contaminantes del edificio, entre otros. Pero, además, permiten la instalación de paneles solares, contribuyendo al incremento de la producción de energía renovable y mejorando el confort térmico y acústico en el interior del edificio. Son las llamadas cubiertas biosolares.

Según datos de la Universidad Tecnológica de Sídney, el rendimiento de las instalaciones fotovoltaicas situadas sobre un tejado verde, mejora hasta un 3,6 %, comparada con la producción convencional. Esto se debe, en buena medida, a que el incremento de la temperatura en las cubiertas afecta a la tensión en las células, provocando un descenso en su rendimiento. “La temperatura de la cubierta tiene una relación directa con el rendimiento de la instalación fotovoltaica, especialmente en verano, cuando un material convencional puede llegar a alcanzar los 70ºC, mientras que las cubiertas ajardinadas apenas están en los 25ºC. Por cada grado menos de temperatura sobre la cubierta, la producción mejora entre un 0,3 % y un 0,5 %”, afirman desde AIFIm.

Las cubiertas biosolares también tienen una incidencia directa en la mejora del confort térmico y acústico en el interior del edificio. El sustrato vegetal actúa como elemento aislante, reduciendo la demanda de energía para climatización en el interior –hasta un 14 % en comparación con edificios situados en áreas sin arbolado ni jardines, según datos de la asociación–. Al instalar placas solares, estas también crean zonas de sombra que ayudan a rebajar la temperatura dentro de los inmuebles, especialmente en los meses más calurosos del año.

Para garantizar el correcto funcionamiento de una cubierta biosolar, desde AIFIm destacan la importancia de su diseño, prestando especial atención al sistema de impermeabilización. “En el mercado existen distintos tipos de soluciones tanto líquidas, como sintéticas y bituminosas, y todas con certificado anti-raíces, que nos permitirán construir un elemento resistente y duradero, de fácil mantenimiento a lo largo de toda la vida útil del edificio”, concluyen.