Energías renovables
La bomba de calor sigue ganando terreno en España y Europa, según AFEC y EHPA
Las bombas de calor instaladas en Europa en relación con la población muestran marcadas diferencias entre países, según el último informe de EHPA, Asociación Europea de Bombas de Calor, que ha sido presentado el pasado mes de julio. Los datos revelan el amplio margen de crecimiento que aún existe en muchos mercados, incluido el español.
No obstante, AFEC, Asociación de Fabricantes de Equipos de Climatización, subraya el avance de la bomba de calor en España, país del que también destaca las particularidades del mercado, en un contexto similar de evolución positiva al que se mantiene en Europa, según los datos de EHPA. Durante la presentación del informe, el director general de esta última, Paul Kenny, destacó el valor estratégico de esta tecnología: cada bomba de calor que sustituye a una caldera de gas o gasóleo reduce la dependencia de combustibles fósiles, refuerza la seguridad energética de Europa y recorta las emisiones.
El análisis señala que para lograr una mayor penetración de las bombas de calor es esencial mejorar la competitividad del precio de la electricidad, establecer programas de apoyo estables y duraderos, y reforzar la formación de instaladores, de modo que la elección de esta tecnología sea más accesible para los consumidores. Por países, el informe destaca que las bombas aire-agua, sólo para calefacción en unidades vendidas, muestran que Noruega se sitúa a la cabeza con 632 bombas instaladas por cada 1.000 hogares, seguida de Finlandia con 524. En 2024, Noruega vendió 48 unidades por cada 1.000 hogares y Finlandia 33, frente al Reino Unido, que registró 3,5. No obstante y aunque el mercado británico aparece en las últimas posiciones, fue uno de los pocos que creció el año pasado, junto con Irlanda y Portugal, gracias a programas de apoyo estables.

Contraste entre España y otros países europeos
Las condiciones de Noruega y Finlandia favorecen una implantación más rápida: sus bombas no son reversibles (solo calefacción y agua caliente), carecen de infraestructura de gas para calefacción y cuentan con una red eléctrica muy extendida. Esto hace que la tecnología sea menos compleja, con menores costes de fabricación y más facilidades de alcanzar buenos SCOP, o Coeficiente de Rendimiento Estacional, y que la opción de electrificar la demanda térmica sea prácticamente la única. Sin embargo, su contribución neta al objetivo de descarbonizar la Unión Europea es reducida, ya que se limitan a calefacción y cuentan con poblaciones muy pequeñas.
En España, y a pesar de que se enfrenta a una extensa red de gas, precios de combustibles fósiles históricamente favorecidos, una demanda elevada de refrigeración en verano y requisitos normativos más exigentes para justificar el aporte renovable en calor y frío, la bomba de calor avanza a paso firme y resiliente, y su contribución en términos netos a la descarbonización que persigue Europa es muy significativa. Según datos de IDAE y Eurostat, en 2023 había casi 6 millones de bombas de calor en stock y una capacidad instalada de 40,9 GW.
