Opinión
Arturo Pérez de Lucía, director general de AEDIVE, Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso de la Movilidad Eléctrica
«El vehículo eléctrico: situación actual y vector de eficiencia energética», por Arturo Pérez de Lucía
(Arturo Pérez de Lucía es director general de Aedive y en esta tribuna de opinión, publicada también en la edición impresa de Instaladores 2.0 eMobility, efectúa una valoración de la situación actual del ámbito de la movilidad eléctrica y sus previsiones para el futuro).
El sector de la movilidad eléctrica se encuentra en este último tramo de 2024 en una fase clave, en el que una serie de factores podrían generar un mayor impulso para su crecimiento. Por un lado, si bien las matriculaciones de vehículos electrificados (eléctricos 100 % + híbridos enchufables) no están creciendo al ritmo que sería deseable, la prórroga del plan MOVES III hasta el 31 de diciembre de 2024, que fue aprobada por el Consejo de Ministros a finales de junio, con un aumento de fondos de 350 millones de euros, ha definido un escenario de certidumbre, trasladando a los ciudadanos un mensaje positivo: ahora pueden disponer de más fondos para la adquisición de vehículos eléctricos, en un momento además en el que la oferta de modelos por parte de las marcas es cada vez mayor.
No obstante, para llegar a las matriculaciones de 2023 sería preciso matricular más de 65.000 unidades en los últimos cinco meses del año, a un promedio de 13.000 vehículos por mes. Además, desde AEDIVE deseamos que esas cifras se superen, por lo que lo ideal sería que España pudiera rebasar las 200.000 matriculaciones de vehículos electrificados para así conseguir un crecimiento razonable.
En cuanto a las infraestructuras de recarga existentes, nuestro país dispone de una red de 34.105 puntos de carga de acceso público operativos (datos del primer semestre de 2024), una cantidad más que suficiente para el parque actual de vehículos electrificados. Hay un dato clarificador: la tasa de uso medio de estos cargadores públicos es solo del 6,3 %, lo que implica que más del 93 % del tiempo esas infraestructuras no se utilizan.
Asimismo, se aprecia una clara tendencia al alza en los puntos de carga de alta potencia (de 50 kW a 250 kW), que son los que muestran unas mayores tasas de implantación, con un incremento del 10 % en el segundo trimestre de este año, por ejemplo. Este tipo de cargadores son los que posibilitan la carga ultrarrápida y permiten realizar viajes de larga distancia sin complicaciones.
«La tasa de uso medio de estos cargadores públicos es solo del 6,3 %, lo que implica que más del 93 % del tiempo esas infraestructuras no se utilizan»
Otras medidas de apoyo a la electromovilidad
En esta coyuntura, en AEDIVE pensamos que es necesario activar nuevas ayudas e incentivos fiscales para el segmento de empresas (flotas, alquiler, rent-a-car) ya que este canal es el que está revelando una demanda más débil a lo largo de este ejercicio –a diferencia de otros años–, cuando está llamado a ser una palanca de crecimiento. Las empresas y flotas deberían recibir más señales de apoyo en este sentido para dar el salto a la movilidad eléctrica, percibiendo así todos sus beneficios en cuanto a reducción de consumos, ahorro económico y libre circulación en zonas de bajas emisiones (ZBE) en las ciudades, por citar algunos.
En la asociación creemos también que es muy importante acelerar la puesta en marcha de soluciones a las barreras regulatorias y retrasos burocráticos que todavía nos encontramos en la instalación de las infraestructuras de recarga y en el ámbito de los puntos de acceso y conexión de la red eléctrica. Este es un aspecto esencial para dar cumplimiento a los hitos del reglamento europeo AFIR, en vigor desde abril de este año.
Por último, una campaña de sensibilización a la sociedad impulsada por las Administraciones Públicas sería también muy necesaria para que la ciudadanía tenga una idea clara de los beneficios y posibilidades de la movilidad eléctrica.
«Ante el instalador se abre un mercado en ascenso, que requiere puntos de carga vinculada (en el hogar o en el lugar de trabajo), que precisa también infraestructuras de recarga pública y, por último, que ve crecer la demanda en puntos de carga en edificios terciarios»
Situación del potencial de las infraestructuras de recarga
Dicho todo lo anterior, más allá de su alcance en la descarbonización del transporte, en sostenibilidad y en salud –reducción de emisiones contaminantes, mejora de la calidad del aire y menor ruido–, el vehículo eléctrico es un vector de eficiencia energética: es el único sistema de propulsión capaz de interactuar con la red eléctrica, convirtiéndose en un instrumento de demanda para impulsar las energías renovables (especialmente el autoconsumo), la generación distribuida y el almacenamiento energético.
En este ámbito, el aumento de las solicitudes de instalaciones ligadas a energías renovables y a eficiencia energética en la edificación ha provocado un notable incremento en los últimos años de la demanda de profesionales instaladores, en un contexto donde la instalación de puntos de recarga ha ido creciendo como un apartado cada vez más relevante en su negocio.
«Creemos también que es muy importante acelerar la puesta en marcha de soluciones a las barreras regulatorias y retrasos burocráticos que todavía nos encontramos en la instalación de las infraestructuras de recarga y en el ámbito de los puntos de acceso y conexión de la red eléctrica»
Ante el instalador se abre un mercado en ascenso, que requiere puntos de carga vinculada (en el hogar o en el lugar de trabajo), que precisa también infraestructuras de recarga pública y, por último, que ve crecer la demanda en puntos de carga en edificios terciarios (superficies comerciales, hoteles, centros de ocio, aparcamientos, etc.).
Cada uno de estos campos tiene sus particularidades y no hay un enfoque estándar. Aquí es donde la empresa puede trascender el ámbito de la mera instalación y ejercer de prescriptor de estas soluciones entre sus clientes particulares, comunidades de vecinos, empresas de terciario y comercializadoras. No solo instalar, el cliente demanda asesoramiento, una propuesta técnica clara y detallada, legalizar la instalación y, por qué no, la gestión de subvenciones, un servicio postventa e incluso opciones de financiación. Todo ello requiere formación y especialización, dado que además estas tecnologías están avanzando con nuevos desarrollos cada año.
A ello se añade que en España cada vez aumenta más el número de instalaciones de autoconsumo fotovoltaico que se combinan con cargadores de vehículos eléctricos e incluso con equipos de almacenamiento de energía. El instalador formado y acreditado es el profesional adecuado para ofrecer soluciones que combinen estos sistemas y aprovechar al máximo la energía generada.
La búsqueda de alianzas y colaboraciones con otras empresas y operadores del mercado se erige asimismo en un factor también muy importante para que la empresa instaladora pueda subirse a la ola de la electromovilidad.
