Luis García
«La financiación del PNIEC y las incógnitas que despejar a las eléctricas por parte de la nueva ministra»
No hay duda alguna de que los objetivos que detalla el nuevo PNIEC, siglas del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, suponen una apuesta de futuro para el sector eléctrico, basada en los que son ya los pilares esenciales de la transición energética: descarbonización, electrificación y sostenibilidad. Y tampoco hay duda de que la apuesta del Gobierno está en consonancia de tal manera con ese Plan, que su artífice fundamental es desde hace una semana vicepresidenta y ministra en el cargo, tras el nombramiento de Teresa Ribera como vicepresidenta primera de la nueva Comisión Europea y responsable de Competencia y Transición Limpia.
Sara Aagesen se ha dedicado en los últimos meses a detallar las cifras de ese nuevo PNIEC y sus progresos respecto a la versión anterior en lo que se refiere a profundizar en esa transición necesaria e incuestionable. Y ahora tiene un reto mayúsculo por delante en relación a él, porque para alcanzar sus objetivos, el PNIEC especifica que “se movilizará una inversión total de 308.000 millones de euros hasta 2030, de los que un 82 % será privada y un 18 %, será pública”. La propia Comisión Europea ya alertó al Gobierno hace sólo unos meses sobre que debía mejorar la información relativa a la financiación porque aunque “el borrador incluye una evaluación de las necesidades de inversión para implementar políticas y medidas planificadas, sin embargo, falta información sobre cómo movilizar al público e inversiones privadas”, y añadía también que, “en investigación, innovación y competitividad, la mayoría de los objetivos y las medidas no están suficientemente cuantificadas y carecen de financiación específica para su implementación”.
«La propia Comisión Europea ya alertó al Gobierno hace sólo unos meses sobre que debía mejorar la información relativa a la financiación del PNIEC»
Y resulta elogiable diseñar un plan que apuesta por factores de futuro como reducir la dependencia energética, favorecer una generación eléctrica más limpia o contribuir a la electrificación de la economía y a que se descarbonice progresivamente, pero los recursos necesarios para hacerlo deben estar muy nítidos o, de lo contrario, la base económica que sustenta las medidas no se sostendrá.
Doble incógnita sobre financiación que aclarar a las compañías energéticas
Para poder movilizar esa financiación que no está clara, Aagesen necesitará sin duda de las grandes energéticas, pero éstas le van a reclamar antes que aclare dos asuntos cruciales que les conciernen: primero, que aclare si pretende ampliar el impuesto extraordinario que grava sus ingresos y, segundo, que les diga también cómo financiar -supuestamente en la factura, claro- las inversiones imprescindibles para ampliar el dimensionamiento de las redes eléctricas. Porque ellas lo que quieren es eliminar el límite de inversión, justo a lo que el Gobierno se ha opuesto porque quien lo paga es el consumidor final.
De modo que, además no detallarse bien cómo se movilizará esa parte privada muy ampliamente mayoritaria de la inversión, la parte que depende de las eléctricas requiere de la resolución previa de otras incógnitas. La nueva ministra deberá despejarlas en las próximas semanas y, para hacerlo, tiene la ayuda de su reconocida discreción y capacidad de diálogo con todas las partes, que han recibido con satisfacción su nombramiento, especialmente también porque está alejada del ruido político que tanto enturbia y dificulta cualquier gestión eficaz.