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Energía

“La vulnerabilidad eléctrica no es culpa de las renovables, sino de un mercado diseñado a merced de los precios del gas”, Javier García Breva

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“La vulnerabilidad eléctrica no es culpa de las renovables, sino de un mercado diseñado a merced de los precios del gas”, Javier García Breva

En el marco del encuentro APPA Talks sobre electrificación, Javier García Breva presentó la semana pasada su nuevo Informe IPM, que lleva por título “Europa no se puede permitir retrasar la descarbonización de su economía” y en el que se afirma, entre otras cuestiones que “la transición energética no consiste en multiplicar la potencia renovable sino en transformar un modelo centralizado en un modelo de flexibilidad energética.  

 

El informe, que se puede descargar al completo en este enlace de la web de La Oficina de Javier García Breva, se revela como un análisis pormenorizado sobre los riesgos de frenar la transición energética en Europa y sobre las oportunidades de una economía electrificada basada en la energía flexible y la eficiencia energética.

En él se efectúa una seria advertencia sobre el futuro del cambio energético pendiente: “si Europa continúa posponiendo las decisiones necesarias para acelerar la transición energética, no solo comprometerá sus objetivos climáticos, sino también su competitividad y su seguridad energética”. Para García Breva, destacado experto y referente de las últimas décadas en política energética en España, “el futuro energético debe apoyarse en energías renovables que aproximen la generación al consumo y en una gobernanza europea que dé prioridad a la participación de los consumidores activos en el mercado de la electricidad”. En su opinión, el secreto de la transición energética no consiste en multiplicar la potencia renovable, sino “en transformar un modelo centralizado en un modelo de flexibilidad energética”, y añade también que “es necesaria una electrificación beneficiosa combinando los instrumentos de eficiencia energética, las energías renovables y las baterías de almacenamiento”.

 

“Energías renovables no fósiles», según las directivas europeas

En su intervención, Javier García Breva puso el énfasis en lo paradójico de que recientes directivas europeas hablen de “energías renovables no fósiles, como si hubiera algún tipo de renovables que sí lo fuera”, y añadió que “lo argumentan porque incluyen el gas natural y la energía nuclear como energías renovables si ayudan a reducir las emisiones de dióxido de carbono”. Se trata, en su opinión, de concesiones que ponen en evidencia la ausencia de una política energética común en la Unión Europea. Ese amplio margen de cumplimiento de las directivas, unido al exceso de trámites y plazos para trasponerlas lleva a ese retraso en los procesos necesarios de la transición energética, que antes se mencionaba.

Y llevado a el escenario español supone que se pospongan medidas en la práctica totalidad de los ámbitos de actuación, la rehabilitación de edificios, vehículos eléctricos, almacenamiento en baterías, autoconsumo y electrificación de la demanda. Para García Breva esto “alargará la dependencia de los combustibles fósiles. Mientras se apuesta por tecnologías de oferta, costosas e inaccesibles, sin estudios de demanda ni de costes y beneficios, se relegan las tecnologías de flexibilidad desde la demanda, con más potencial de ahorro de energía y emisiones, que garantizan el abaratamiento de los precios y un mercado abierto a la competencia”.

 

«La flexibilidad desde la demanda», clave para el mercado energético

Y ese retraso no permite aprovechar la ventaja competitiva de nuestro país, con un coste de la energía muy inferior al del resto de Europa, gracias a la eólica y la solar, que permitiría “acelerar la reindustrialización y la autonomía energética si se aprovecha con una gobernanza europea centrada en la flexibilidad de la demanda y no en la oferta de más combustibles fósiles y energía nuclear, consideradas en las últimas directivas como energías que podrán contabilizarse como renovables”, asegura el Informe IPM, y añade también que “la vulnerabilidad eléctrica no es culpa de las renovables, sino de un mercado diseñado para que siempre esté a merced de los precios del gas. El Pacto Verde Europeo desconfía de que solo con renovables se alcancen los objetivos climáticos. Por eso impulsa su combinación con el gas, la nuclear y el hidrógeno, considerados energías renovables no fósiles, dejando desprotegidos a los consumidores ante una futura crisis de altos precios de la electricidad”.

García Breva señala la urgencia de adaptar el sistema eléctrico a una nueva realidad descentralizada y distribuida, “el autoconsumo, las comunidades energéticas, el almacenamiento, los edificios de cero emisiones, los vehículos eléctricos y la agregación de la demanda son piezas clave para construir un sistema eléctrico más flexible, seguro y barato”, concluye. Europa necesita un cambio de gobernanza “que restablezca la confianza en la viabilidad de las renovables, que considere la energía como política comunitaria y no un conjunto de intereses nacionales específicos y abra el mercado energético a la flexibilidad desde la demanda y a la participación de nuevos actores”.